En 2013, el "caso Swnoden" y el escándalo del ciber espionaje
del gobierno estadounidense, dispararon
las ventas de "1984" en Estados Unidos. Pocos libros escritos
en este siglo han conseguido que términos como "Gran hermano", "crimen
mental" o "situación orwelliana" hayan sido incorporados a
nuestra conversación cotidiana. Pero antes de que George Orwell escribiera su pesadilla futurista, el
escritor británico leyó la moderna novela anti-utópica que un ruso, llamado Eugeni Zamiatin, escribió en 1921. "Nosotros", sin ninguna duda, marcó el
mapa topográfico de la última obra de Orwell y todavía hoy, continúa siendo una
referencia para escritores de todo el mundo.
En su artículo "Libertad
o Felicidad" publicado el 4 de enero de 1946 en la revista socialista
británica Tribune, George Orwell ―quien acababa de
publicar, "Rebelión en la granja", su fábula mordaz contra el régimen
de Stalin― reconoce el entusiasmo que le produjo la lectura de
"Nosotros" pese haberla leído en una edición francesa. "Resulta
sorprendente que ningún editor inglés no haya tenido la iniciativa de reeditarlo."
También le llama la atención que nadie haya advertido que: "Un mundo
feliz, de Huxley, procede en buena parte de esta novela". Y tras exponer
los defectos que, en su opinión brillan en el mundo feliz de su colega Aldoux, afirmaba
que: "la comprensión intuitiva de Zamiatin sobre la irracionalidad que encierra
el totalitarismo ― el sacrificio humano, la crueldad como
un fin en sí mismo, la relación con el líder a quien se le otorgan poderes
divinos ― hacen que la novela de Zamiatin sea superior a la de Huxley".
Evgeni Zamiatin
(1884-1937), ingeniero naval de profesión, fue un hombre a contracorriente,
independiente y muy crítico en sus opiniones. Activista bolchevique durante la
época zarista y ex-bolchevique cuando triunfó la Revolución de 1917. Escribió "Nosotros" entre 1920 y 1921
y leyó algunos capítulos en varias audiciones públicas, anunciando incluso su
publicación. Pero, la Glavlit, la censura oficial puso todo su empeño para que
el libro no viera nunca la luz. Sin embargo, la obra burló fronteras y viajó
hasta New York donde fue publicada en inglés en 1927. Poco después se editó en Praga,
y en 1929, en París. Para entonces, Zamiatin tenía muchos problemas en su
patria, y la publicación de "Nosotros" en el extranjero fue
considerado un acto de traición. Además, la prensa rusa se encargó de presentar
la novela como si fuera la última producción del escritor. Las circunstancias le
obligaron a escribir una carta a Stalin solicitando su permiso para abandonar
Rusia: "Sé que tengo la mala costumbre de decir en un momento determinado,
no lo que podría ser provechoso, sino lo que creo que es verdad."
En 1931, gracias a la mediación de su amigo
Gorki, el escritor pudo abandonar la Unión Soviética y poner rumbo a París,
ciudad donde viviría hasta su muerte. Allí trabajó como guionista de cine,
colaborando con directores de la talla de Jean Renoir. "Nosotros", la
novela que lo encumbró como uno de los mejores escritores rusos del s. XX no
fue publicada en Rusia hasta 1988, durante la era Gorbachev.
Todo parece apuntar que Huxley,
después de publicar su mundo futurista en 1932, tuvo que defenderse en varias
ocasiones de las acusaciones de plagio. Dada las coincidencias que existen
entre ambas novelas, sus argumentos nunca convencieron ni a críticos, ni a escritores
audaces como Kurt Vonnegut. Este al hablar de su primera novela, "La pianola"
(1952), una distopía de la automatización, declaró con desenfado: “Yo tomé alegremente
la trama de "Un mundo feliz", cuya historia a su vez, había sido
alegremente birlada a la novela "Nosotros" de Zamiatin. " (Revista
Playboy, 1973)
La reseña de Orwell, clave
para rescatar la figura de Zamiatin en el mundo literario anglosajón, destaca
además que el literato ruso no tuvo la intención de dirigir su sátira contra el
gobierno bolchevique de Lenin, ni siquiera tenía en mente a Stalin, ya que este
siquiera había entrado en escena cuando el ruso escribió su novela anti
utópica. Zamiatin vaticinaba la tiranía que
traería consigo la súper industrialización en cualquier sociedad.
El propio escritor, ya
fuera de Rusia, y por si las moscas, se encargó de disipar cualquier duda: "Esta
novela señala el peligro que supone el maltrato del hombre por parte del estado
― de cualquier estado."
Gracias a su calculado diagnóstico
de ingeniero, Zamiatin auguraba un futuro desgraciado para su país si
continuaba aquella senda esquizofrénica en la que Lenin concentró todo el poder
en su figura y creyó que sólo el taylorismo traería el cambio industrial que
necesitaba la Unión Soviética. El líder bolchevique tenía un sueño: fabricar nuevos
obreros, auténticas "máquinas vivas", sólo así sería posible hacer
realidad la sociedad socialista.
El escritor H. G Wells tuvo
la misma impresión que Zamiatin durante su primera visita a Moscú, en 1922. Tras
conversar con Lenin comentó: "Lenin, como buen marxista ortodoxo denuncia
todas las utopías, pero al final, él mismo ha sucumbido a la utopía de los
electricistas".
Ese mundo controlado por la
luz de las máquinas del que habla "Nosotros", puso además sobre la
mesa una vieja cuestión filosófica que tanto preocupaba a Dostoievski: en la
naturaleza del hombre coexisten un yo lógico y otro "yo peludo" e
irracional que siempre intentará hacer lo que le de la gana. Sólo el hombre
libre podrá elegir con que "yo" quedarse en cada momento.
Zamiatin
y el mapa topográfico de "1984 "
"Nosotros" es un
experimento literario que oscila entre H.G. Wells y Dostoyevki, escritores a
quienes Zamiatin profesaba una profunda admiración. Con una visión inteligente,
satírica y pesimista, el escritor se vale del diario que escribe su
protagonista, D-503 (alter ego de Winston Smith en la novela de Orwell), para
retratar un mundo futuro, matemáticamente perfecto. En el Estado Único (Oceanía)
todo es geométrico y los objetos, incluidas las viviendas, son de cristal.
Miles de ciudadanos,
reducidos a números, viven felices en un país cercado por una muralla transparente
que les protege de la Naturaleza. El gobierno está concentrado en un único
líder, el Benfactor (Gran hermano) y los Guardianes (la Policía del Pensamiento)
salvaguardan la seguridad de la nación. La individualidad ha sido aniquilada en
pro del bien común. "El periódico Estatal" (Time en "1984")
es la única fuente de información, y el control de las áreas de conocimiento por
parte del gobierno, están fuera de toda cuestión.
El ingeniero D-503 trabaja
en la supervisión de la construcción de la "Integral" que está a
punto de iniciar un viaje interplanetario. La nave conquistará a los seres
ignotos de otros planetas que aún viven en una estado salvaje de libertad. Sin embargo, I-330 (alter ego de Julia), una
mujer que dirige el movimiento contrarrevolucionario Mefi (la Hermandad), se
cruza en la vida del constructor. A partir
de ese momento, D-503 vivirá un periodo de incógnitas que le son imposibles de
resolver.
Mientras que Zamiatin optó
por contar una realidad negativa al más puro humor de Gógol, "1984" es,
por el contrario, el retrato de una sociedad dominada por el hambre, la
crueldad y el dolor.
La experiencia de Orwell en
la guerra civil española contra el ejército de Franco agudizó aún más su desconfianza
hacia cualquier poder político, sobre todo el estalinista, cuyo único fin era
mantenerse en el poder a cualquier precio.
"Nosotros" le sirvió de modelo para contar su propio tiempo
histórico aunque bajo la apariencia de un mundo apocalíptico. "Digamos
que, 1984" tiene poco de profético. Al menos las tres cuartas partes de lo
que se explica no es utopía pesimista, es historia", explica Umberto Eco.
Pero, no quisiera finalizar
este artículo sin referirme la conmovedora historia de amor y sexo que se
cuenta en la novela y que también fue inspiración para Orwell. Zamiatin recurre
al mito bíblico del Jardín del Edén. D-503 representa a Adán, quien de forma
irracional siente por I-303 un sentimiento de amor irrefrenable.
I-303, la seductora Eva, dará a probar a
su amante del fruto prohibido. Tras cometer el pecado original, D-503 tiene un
revelación: "Por primera vez en mi vida, justamente por primera vez en mi
vida, me veo con total claridad y conciencia." Tras saltar el muro de la certeza matemática, el
ingeniero sólo anhelará la libertad individual que el Estado le niega.
Y, ¿cómo acaba la historia?
Pues, a esa cuestión contestaré con una frase que se puede hallar en el libro: "El
hombre es como una novela: hasta que no llegas a la última página, no sabes
cómo acabará. De lo contrario, no
valdría la pena leerla…"
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